domingo, 5 de octubre de 2008

¿Un nuevo modo de hacer ciencia?

La ciencia, conoce el mundo, pero muy pobremente. Pero, sin embargo, frente a esta “visión precaria”, ofrece la visión prepotente de un conocimiento absoluto ilusorio que funda una instancia de poder falsa. El “ídolo” de un conocimiento final que se impone, resuelve las cosas, y sustituye nuestra responsabilidad humana de vivir comprometidamente ante el enigma. Chomsky


Hacia una epistemología contextualizada
La academia universitaria nos ha acostumbrado de tal modo, al discurso científico, que quién no lo asume con toda su compleja maraña de teorías, conceptos, leyes y métodos está expuesto a ser vetado e ignorado por no compartir una visión de la “verdad” que convertida muchas veces en dogma religioso, pretende y recibe culto de una casta clerical investigadora que “esclerotizada” mantiene su poder y dominio pues le trae beneficios y privilegios. Según Chomsky, “Los intelectuales viven en la arrogancia de creer que poseen el poder de las ideas y de la verdad. Sin embargo, cuando el privilegio aumenta, también aumenta la responsabilidad”. Responsabilidad humana de crear el futuro.


Lo más grave del caso es que en “nombre de la ciencia” se ejerce el poder del conocimiento y se obliga a las mayorías a rendir tributos aceptándolo sin más. Esto es absurdo cuando ese conocimiento no parte del contexto de quien lo recibe, sino que proviene de los centros de poder llamados “desarrollados” pero es asumido sin más, por los centros de poder “subdesarrollados”.
No nos debe extrañar sobre todo cuando el desarrollo del discurso y de la cultura científica pondera su superioridad sobre otros discursos con la pretensión de objetividad y neutralidad respecto a la realidad. No bastando esto, la comunidad científica de los “países desarrollados” otorga visos de universalidad al conocimiento que desarrollan en sus contextos, erigiendo un conocimiento alienante en los “países no desarrollados” a quienes se les niega “universalidad” al derivado de sus realidades históricas y sociales.


Esta situación asfixiante de la producción científica foránea que se constituye hegemónica exige de parte de los países afectados una postura que nos lleve a reivindicar y a desarrollar un pensamiento y acción científica que se fundamente en nuestra realidad y por ende, responda a las necesidades, intereses y expectativas de un país y de sus ciudadanos. Lo no impide la valoración del conocimiento acumulado como patrimonio de la humanidad y el reconocimiento de las diversas culturas como productoras del conocimiento valido y aplicable a otras culturas.
Hoy más que nunca la práctica científica debe favorecer el encuentro intercultural que permita la diversidad y pluralidad epistemológica que alimentará y generará nuevos paradigmas que respondan a los retos y desafíos actuales y futuras como naciones pero también como humanidad.


Lo expuesto nos permite entrar en una discusión en el ámbito de la investigación que debe ser permanentemente: ¿Por qué y para qué investigamos? Pero sobre todo ¿Para quién y con qué métodos investigamos?


Si queremos investigar para transformar esto demanda la producción, la reproducción y la difusión del conocimiento válido, útil y pertinente mediante un abordaje epistemológico y metodológico emancipador y transformador. Cuestión que nos lleva a mirar la realidad, explicarla e interpretarla desde una visión ética y humanística desde su anclaje cultural, social e histórico.

No hay neutralidad científica
Es innegable desde esta perspectiva que la ciencia y la política se encuentran y se complementan en un solo sentir: el cambio del ser humano y la transformación del entorno. Entendiendo el cambio y la transformación como procesos simultáneos, donde tanto el hombre como la mujer construyen y realizan la transformación del entorno, pero que, a su vez el entorno provoca cambios en su propia naturaleza humana, en una relación dialéctica. Entendiendo este proceso como un movimiento en cambio constante (cuantitativo y cualitativo) en el desarrollo de la naturaleza, sociedad y pensamiento, tal como lo plantea el materialismo histórico. Esta interdependencia entre el ser humano y el entorno requiere por parte del investigador una visión critica y una mirada integral, con el fin de producir conocimiento emancipador y transformador. Aspectos que requieren de nuevas herramientas para explicar e interpretar la realidad, así como en el modo de intervenir o vincularse con el mundo que le rodea.


Asumiendo lo político de la ciencia, esto lleva a repensar el hecho científico como un espacio humano de reflexión-acción. Reflexión que se hace de la práctica y Acción que se ejerce para nuevas reflexiones y acciones. Sólo que ésta reflexión y acción no se hace desde un aula de clase o en laboratorio de experimentación sino en la misma cotidianidad donde el hombre y la mujer luchan, viven, comparten, piensan, sueñan, trabajan y actúan. Es decir, desde los diversos espacios históricos sociales.


En ese sentido, la reflexión-acción se convierte en un proceso (ver cuadro: Proceso IAPT) donde todos y cada uno de los participantes comprometidos directa o indirectamente en cada fase, se ven implicados en compartir sus saberes y conocimientos, desde las necesidades, intereses y expectativas planteadas como individuos y como grupos en el marco de una realidad socio-política pero también en un quehacer colectivos de problematizar y sistematizar para la producción cultural y construcción de realidades.



La Universidad Bolivariana de Venezuela desde el Diplomado de Desarrollo Comunitario apunta a este modo de hacer ciencia a través de la metodología de Investigación acción participativa y transformadora (IAPT). Herramienta para alcanzar el desarrollo comunal y endógeno a corto, mediano y largo plazo desde las condiciones y factores existentes en cada comunidad, al asumir su historia pasada, presente y futura.


Para Maritza Montero, la Investigación acción participativa tiene como bases paradigmáticas los siguientes aspectos a considerar:


a.- Aspectos Ontológicos: parte de una concepción dinámica y dialéctica de la realidad, entendiéndola como una construcción de cada día. La realidad existe porque es construida, reconstruida y destruida de innumerables formas cada día. Y al hacer conocimiento construye realidad y es construido por la realidad que construye.


b.- Aspectos Políticos: la IAP es esencialmente política por su carácter participativo. Incluye al pueblo al espacio público de la transformación social. Y al hacerlo busca el fortalecimiento de las capacidades de las personas, catalizando un proceso colectivo de concienciación sobre esa tarea y su significado.


c.- Aspectos Epistemológicos: la relación entre el sujeto que conoce y objeto que es conocido adquiere una característica dinámica donde sujetos que investigan a otros sujetos cuya situación o problemas son considerada como objeto no supone que la acción y la producción del conocimiento la ejerce los investigadores, sino también del grupo investigado. Doble producción de saber. Se habla de la horizontalidad.


d.- Aspectos Éticos: Incorpora nuevos actores al proceso de producción de conocimiento se está incluyendo la diversidad y el respeto de otro. Acepta al otro en su diversidad.


A partir de estos aspectos, la Investigación Acción Participativa y Transformadora reviste las siguientes características:


a.- Carácter participativo: se hace en la participación de todos, desde sus saberes y conocimientos.
b.- Carácter ético: respeto y reconocimiento del otro.
c.- Carácter socialmente constructor: se teje relaciones y se construye realidades.
n Carácter transformador: modifica situaciones sociales juzgadas por los participantes como injustas y opresoras.
d.- Carácter reflexivo: examen y evaluación de la teoría y práctica.
e.- Carácter concientizador: moviliza la conciencia crítica y transformadora de los participantes y se produce en el proceso de acción – reflexión – acción.
f.- Carácter dialógico: multiplicidad de voces y acciones confluyendo hacia un mismo fin.
g.- Carácter dialéctico y aún analéptico: los transformadores modifican situaciones y a su vez se transforman a sí mismos.
h.- Carácter educativo: los nuevos actores aprenden formas de acción y enseñan otras de la propia cultura.
i.- Carácter crítico: somete a juicio lo que se presenta como dado y esencial.
j.- Carácter colectivo: es participativo y se orienta a la transformación social.
k.- Carácter político y democratizador: Puesto que al producir transformaciones y al incorporar nuevos actores sociales responsables de ellas, hay un proceso de formación de sociedad civil.


Analizando cada uno de estos aspectos y comprendiéndolos desde la realidad comunitaria se puede afirmar que el cómo llevarlo a la práctica la metodología IAPT dependerá de la misma dinámica comunitaria y sus actores. Por lo que hace del IAPT un espacio de enseñanza aprendizaje para el reconocimiento de saberes y la producción del conocimiento necesario y contextualizado.


Esta posibilidad debe estar acompañada de un proceso concienciador donde la problematización y la sistematización permanente permiten valorar en el tiempo histórico y espacio social el saldo organizativo, de solidaridad, de cooperación y producción cultural alcanzado en el camino.


BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

(1) Montero, Maritza (2006) Como transformar la realidad
(2) Peña, Alice (2004) Freire Paulo ¿Acción Dialógica o Palabra hecha Acción?
(3) Ruiz, José Andrés (2007) Reflexiones d el Modulo IAPT del Diplomado de Desarrollo Comunitario
(4) www.tendencias21.net. Chomsky denuncia el falso poder de la ciencia, la política y la religión