miércoles, 6 de octubre de 2010

Comunicación Creadora, Liberadora y Transformadora



Hombres y mujeres desde sus historias estamos llamados a contribuir en la construcción de un mundo mejor. Esto lo hacemos a través de la comunicación, que no es sólo Palabra viva sino que se hace acción.

Para que esto sea una realidad debemos conocer los principios de la comunicación sustentados en la propia naturaleza del ser humano y en la constitución del cosmos.
De no partir de estos principios la comunicación dejaria de ser creadora para convertirse en destructora, dejaria de ser liberadora para convertirse en opresora y dejaria de ser transformadora para convertirse en depredadora.
A continuación los principios de la comunicación creadora, liberadora y transformadora.

PRINCIPIOS DE LA COMUNICACIÓN CREADORA
Porque el principio creador se encuentra en toda la naturaleza que contenida en diversas formas, permanentemente se recrea...
Porque la creación está en constante evolución, por ello nunca se detiene, todo está en movimiento. Porque las fuerzas creadoras se obtienen de elementos semejantes y diferenciados lo que permiten nuevas realidades. El hombre y la mujer representan una síntesis maravillosa y compleja, de ese quehacer creador que nos indica a su vez, las cualidades de su hacedor.

PRINCIPIOS DE LA COMUNICACIÓN LIBERADORA
Porque si bien venimos de una inteligencia amorosa y verdadera, en algún momento de la historia de la creación en su relación humanidad/tierra se rompió la armonía y orden establecido, generando contradicciones para alcanzar su propósito original.
Entonces, hombre y mujer perdieron su utopía y hallaron la soledad, la desesperación y el sin sentido de la vida, de sí mismos y de las cosas que le rodeaban.
En su deshumanización el ser humano no lo ha perdido todo, pese a las sombras que le rodea, una luz interior lo interpela a la búsqueda del camino a su ser originario. Desde entonces, el ensayo y el error de la humanidad ha sido una constante.

PRINCIPIOS DE LA COMUNICACIÓN TRANSFORMADORA
Si hay algo que distingue al ser humano de todo lo creado es la capacidad de darle sentido y significado a la realidad (el sí mismo, el otro y el entorno), y desde allí, construir conocimiento y aplicarlo para hacer los cambios, modificaciones y transformaciones desde sus intereses y expectativas históricas, sociales y culturales.
Ese ejercicio de admirar la humanidad/mundo para reflexionarlo y actuar no siempre ha tenido resultados que favorezcan la totalidad de la creación sino que dada su deshumanización ha generado entornos deshumanizadores, que en lugar de evolucionar se genera una involución del propósito creacional.

Ahora bien que es la comunicación en sus tres vertientes, creadora, liberadora y transformadora:


Es la capacidad del ser humano (hombre y mujer) de ir al encuentro y diálogo con el otro, siendo las diferencias propias de cada sujeto una condición que permite que la interacción sea beneficiosa en igualdad, en cuanto enriquecimiento y mejoramiento mutuo para propiciar sobre el entorno espacios humanizadores y humanizantes.



Se define como la capacidad del grupo humano para identificar, desmontar y defenderse de los mitos y creencias deshumanizantes que subyacen en el entorno, y que de forma dialéctica pueden advertir y avizorar modos distintos al producido, mantenido y patrocinado por los entes deshumanizadores.


Se refiere al alcance e impacto humanizador y humanizante sobre el entorno. Esta es sólo es posible con la anuencia de las condiciones de la comunicación creadora representadas por el poder de la palabra de los sujetos históricos, la fe que promueve la confianza entre los dialogantes, la búsqueda de la verdad que lleva al conocimiento, el sentido de la vida, del otro y del entorno, así como los factores de la comunicación liberadora constituidos por la corporeidad en desarrollo permanente de sus dimensiones de los sujetos en diálogo, la realidad del tiempo y el espacio como medio y no fin, la conciencia de los falsos mitos, creencias y condicionamientos sociales subyacentes en el entorno dentro de un contexto histórico social y la presencia de un liderazgo humanizador y deshumanizador.